Ser cristiano nunca es una simple conversión instantánea: es un proceso diario por el cual creces para ser más y más como Cristo.
La oscuridad no puede expulsar la oscuridad; solo la luz puede hacer eso. El odio no puede expulsar el odio; solo el amor puede hacer eso.
Nuestro trabajo es llevar el evangelio a los oídos, y Dios lo llevará de los oídos a los corazones.